sábado, diciembre 16, 2006

CELOS, LOCURA Y MUERTE. El crimen de Nadia Palacios

La siguiente es una crónica escrita como trabajo práctico para la materia Escritura Periodística, del Posgrado en Periodismo que actualmente se dicta en la Escuela de Ciencias de la Información de Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.


Acorralada por la sinuosa oscuridad del barrio Bella Vista, Nadia Melisa Palacios ha quedado sola y callada dentro del auto. Segundos antes, su ex marido, Martín “El Gordo” Leguizamón, ha comprendido que el futuro nos los verá juntos, con la pequeña hija de un año y medio de ambos, formando una familia. Ha entendido finalmente. O, por lo menos, eso simula después de la tensa conversación. Súbitamente, él decide bajar con la excusa de revisar una de las llantas traseras de su Ford Ka.

La calma es siniestra, tanto como la negrura de la noche en el sur de la capital cordobesa, cerrazón oscura sólo menguada por los escasos destellos del alumbrado público. Al silencio de las palabras lo perfora el crepitar infernal de un motor de motocicleta que irrumpe de la nada y, casi sin detenerse, flanquea al automóvil del lado del acompañante. Luis Ramón Paschetta no necesita disimular su ira, está decidido. Ni los gritos lacerantes de Nadia frenan su locura, alimentada de celos y rechazo de amor. Dispara tres veces la pistola nueve milímetros que empuña sin destreza, y huye a toda velocidad con destino incierto. Decenas de ojos anónimos observan el inicio del horror.

Leguizamón también emprende la fuga acelerando hacia Ciudad Universitaria, como si los tiros llevaran también su rúbrica. Ya no imagina el futuro, sólo piensa que ella se lo merece. “Tomá, hija de puta. Yo seré gorriado, pero vos te morís”. A su lado, Nadia está sangrando por un balazo que le perforó la axila. Llora y gime azorada, sin convencerse de que ese terrible dolor que le quita la respiración sea real. Parece que no se muere. Y eso no puede ser, piensa “El Gordo”. Sabe que en su caja de herramientas tiene una punta un poco oxidada, pero con algo de filo, que le puede servir ahora en libertad. Y le sirve nueve veces.

Unas horas más tarde, el cuerpo de Nadia es hallado en los fondos del Laboratorio de Hemoderivados. Leguizamón y Paschetta han ideado un plan imperfecto que fracasa rotundamente, y cuya posibilidad de escapatoria con éxito resulta descifrable sólo para ellos. “Me la sacó de las manos y se la llevó”, será la acusación de “El Gordo” atribuida a su cómplice que la policía no creerá. Las detenciones de ambos, separadas una de otra por un mes y medio, cierran el vertiginoso raid de alevosía, horror y muerte desatados a fines de abril de 2006 contra una joven madre de 19 años, cuya confesión de desamor e infidelidad selló su trágico destino.

Los amigos y los días en barrio Müller
Martín mira televisión; casi siempre lo hace en silencio acompañado por algún miembro de su familia. Mira sin ver, salvo cuando en la pantalla hay una telenovela. Ese género lo entretiene y lo divierte mucho. Se burla de aquellos que representan papeles de hombres engañados. “El Gordo” se lo comenta a su amigo Luis una de las veces que éste lo va a buscar para charlar en la puerta de su casa: “Estos guasos son unos giles. Los pasan como alambres caídos. ¿Vos qué hacés, Lucho, si la descubrís a la guacha tuya con otro guaso? Yo la mato –se contesta- , la cago matando de una. Por puta". El amigo coincide y no le deja dudas: “Más vale, Gordo”. Pero cambia de tema rápidamente y se van a caminar por el barrio. Millones de diálogos similares a éste se reproducen en ese mismo instante en todo el mundo.

Hay mucho tiempo libre cuando se abandona el colegio secundario. Martín y “Lucho” lo saben bien. Los otros muchachos del barrio queman sus horas dedicándose "al choreo" y no les va mal. Los amigos aún no participan, pero los admiran y aprenden. También los enfrentamientos con la policía y las persecuciones a pie, revólver en mano, de las camionetas del CAP (Comando de Acción Preventiva) son muy estimulantes para ellos. “Acá, en Müller, la cana se caga las patas, no se la banca”, repiten festejando y gritando hasta el cansancio en cada aventura nocturna.

El deporte no les resulta muy atractivo. Han ido juntos alguna vez a ver a Belgrano en Alberdi, pero sin agarrar la costumbre. A Leguizamón le gusta observar cómo su amigo se desvive por llegar con un pique veloz a la pelota en la canchita del barrio. Paschetta no contabiliza muchas destrezas, pero con el fútbol en sus pies demuestra cierta habilidad, aunque no juega frecuentemente. A veces recibe soberbias patadas que lo hacen volar por el aire y llenarse de tierra; foules que nadie penaliza. Sin embargo, la obsesión de revancha no lo abandona nunca. Espera pacientemente el momento del partido en que el rival que le propinó la áspera revolcada esté a su alcance, para devolvérsela en forma quintuplicada. De vez en cuando, el momento esperado no se genera dentro del campo de juego, pero “El Gordo” y Luis se las arreglan para pegarle unos bollos cuando al tipo lo encuentran solo, en otro sitio de la estrecha vecindad.

El amor, un destino trágico
Los dos amigos pasan juntos gran parte de su tiempo, también luego del trajinar de la adolescencia. Comparten la pereza diurna, la excitación vespertina: ese instante previo cuando el pequeño robo que se proyecta, se augura como perfecto. También comparten el gusto por la marihuana, las noches de alcohol, los bailes de cuarteto y las mismas mujeres. Se envidian en silencio cuando alguna es más joven y atractiva que la que el otro pudo conseguir, pero siempre se organizan para acordar quién va con quién. Martín es opaco y distante, pero frente a las muchachas se transforma. Se vuelve simpático y “chamullador”, las seduce fácilmente a pesar de su aspecto: cara ancha, nariz chata, labios finos y pequeños, pelo negro como sucio, ojos ligeramente saltones inyectados en sangre siempre, cualidad que se acentúa cuando bebe.

Luis Ramón no tiene la misma personalidad ni la misma suerte con las mujeres. Es desgarbado, nariz prominente y fina; una mirada que no promete, sino que intimida. Nada que algunos vinos en caja no hagan obviar. Una de las jovencitas del barrio, Nadia Palacios, con sólo 13 años de edad, llama la atención de Leguizamón y Paschetta. Le Llevan 11 y 8 años de diferencia, respectivamente. Consiguen su amistad, y aunque no lo confiesen abiertamente, sólo esperan que crezca un poco más para que ninguno quede como “un profanador de cunas”.

Pasan buenos momentos los tres, junto a otros chicos del barrio, en los bailes del centro vecinal de Müller con bandas cuarteteras de poca monta; y también en el “Monumental” Sargento Cabral, con la Mona Jiménez encandilando desde el escenario. “El Gordo” no quiere perder tiempo con pruritos absurdos y convence a Nadia de que deben dejar de ser amigos y empezar a ser amantes. Paschetta, sorprendido, se siente doblemente traicionado. Pero se la banca. “Así son las cosas, y como vienen hay que tomarlas”, reflexiona. A partir de ahora sólo se dedicará a esperar el momento justo. Como en el fútbol.

Confabulación para el horror
Los amigos se separan. Leguizamón se ha perfeccionado en el robo de vehículos y otros delitos de sustracción muy rentables. Endulzado por la buena estrella del amor reciente y el dinero fácil, se descuida y cae preso. El infierno dura cinco años en la penitenciaría de barrio San Martín. Nadia no lo abandona, lo visita con relativa frecuencia. Casi al final del cumplimiento de la condena tienen una hija. Leguizamón sale en libertad, pero la cárcel cambió varias cosas. Esa temporada a la sombra vio el intenso amor clandestino con Luis Ramón y decretó el fin del romance con "El Gordo". Las furibundas golpizas que Nadia recibe de su compañero recién salido del presidio se transforman en actividad cotidiana. Las noches de soledad en el encierro han sido demasiado largas y la burla de sus compañeros de celda, insoportable. "En la cárcel lo habían hartado diciéndole que ella lo engañaba y que se fue con el primero que pasó cuando a él lo metieron preso”, dirán los pesquisas a poco de consumado el crimen.

Nadia no imagina su destino, pero teme por la reacción de Leguizamón. A fuerza de castigos impiadosos, él le ha hecho comprender que será difícil y arriesgado atreverse a pronunciar las palabras del adiós. Apuesta, cree, se esperanza en que el noviazgo con Paschetta mientras Martín estuvo tras las rejas, sea considerado ya parte de un pasado olvidado y sin importancia para ambos. Además, quiere creer que asegurándole que “Lucho” recibirá el mismo rechazo pondrá paños fríos a la fiebre de ira que se desatará en Leguizamón cuando ella le dé la noticia de su drástica decisión. Con ese objetivo, Nadia acepta una última salida nocturna con “El Gordo” para “hablar bien”, sin que se ponga “loco” y acordar un régimen de visitas a su pequeña hija. Lo que Nadia no conjetura es que, a esa altura de los acontecimientos, Leguizamón y Paschetta comparten algo más que una perimida amistad y la espera de la noticia de un desprecio amoroso.

Es una fresca noche de lunes y hay un asado en una casa de barrio General Bustos. Son amigos de Martín que reciben muy gustosos y entusiasmados a la pareja, pero que intuyen la tragedia cuando horas más tarde Leguizamón vuelve solo y transformado a la cena, luego de avisar que se echaría “un pique” con Nadia para comprar cocaína. La compra de la droga no se realiza nunca. Después de despertar sospechas, Leguizamón va a la casa de los padres de Nadia a llevarles la incertidumbre y la desesperación de lo que, les hace creer, es un rapto de Paschetta. Esa misma madrugada, Leguizamón lava frenéticamente su auto a la vista de todos. Siente que está jugado, por eso disimular culpabilidad ya parece irrisorio. Con su compañero han formado un tándem homicida, cuyo costado lógico nunca argumentado, ofrece la coartada de que Leguizamón y Nadia fueron víctimas de un intento de robo, y que ella llevó la peor parte.

Sin embargo, “El Gordo” ha planeado su propia doble venganza, por eso incrimina a su amigo. Él es el primero en ser detenido y cambia lo pactado sobre la marcha, dando una justificación que ningún testimonio permitió ni siquiera considerar. Omite el detalle de los impactos de bala en su auto que, ante la consulta policial, dijo no recordar dónde lo había dejado (y que luego sería encontrado en el garage de un tío suyo). Todo lo cual impone la prueba más contundente: Martín “El Gordo” Leguizamón no pensaba, vengaba y nada más.

Una cultura del abuso contra la mujer
El caso del homicidio de Nadia Palacios, como otros tantos cometidos contra mujeres a lo largo y a lo ancho de nuestra geografía, nos desnuda como una cultura donde las normas y las formas de convivencia determinan la opresión de las mujeres. En este tipo de episodios se descubre el rostro horrendo del ensañamiento y la total impunidad. Impunidad que en el caso de Nadia parece evitarse por la crasitud de la planificación de su muerte, y porque los detenidos carecen de poder específico o influencias que los hagan safar de las sanciones que impone la ley.

Martín “El Gordo” Leguizamón y Luis Ramón Paschetta se creyeron impunes y vieron en Nadia no una mujer que los engañó y que se preparaba para dejarlos. La asumieron, en realidad, como un objeto que les pertenecía y, para esto, tuvieron como cómplice a una cultura de la que estos hombres son sus emergentes. Una cultura que remarca todo el tiempo que la mujer es un objeto de alguien; un objeto del que no sólo se puede, sino del que se debe abusar.

Ahora Nadia no está sola, como en el momento de su muerte. Está acompañada, habitando una estadística, junto a otras "1284 mujeres que entre 1997 y 2003 murieron asesinadas en la Argentina"; cifra brindada por Cecilia Lipszyc, presidenta de la Asociación de Especialistas Universitarias en Estudios de la Mujer (Adeuem), en una entrevista publicada por Página 12. La mayoría de estos crímenes se visten con la misma ropa: el homicida es siempre alguien del círculo cercano de la víctima, la cual se convierte en un cuerpo a apropiarse mediante el abuso y la saña sin parangón. Por este motivo, el asesinato de Nadia Palacios es un nuevo y trágico episodio que pide la atención urgente de toda nuestra sociedad.


LUCAS GONZÁLEZ FREYTES

martes, noviembre 28, 2006

RECOMIENDO GRISSINÓPOLI


Como había prometido antes, les dejo una recomendación para que vean el documental de Darío Doria, "Grissinópoli" , que hasta hace pocos días se estuvo exhibiendo en el Cineclub Municipal Hugo del Carril de Córdoba Capital.
El film cuenta la experiencia extrema de un grupo de trabajadores en el intento por autogestionarse para conservar su fuente laboral en una fábrica quebrada.
De la historia me interesaron (entre otros) los fragmentos en que los protagtonistas deben animarse a lidiar con un sinnúmero de aspectos objetivos de la producción: fabricación, distribución, venta, etc. Pero la batalla más dura que tuvieron que dar fue contra la falta de legislación vigente para evitar que se oprimiera al trabajador y lo dejara sometido al derecho del empresario a la propiedad privada.
Lo asombroso fue ver cómo la voluntad férrea por desarrollar un emprendimiento que salvara de la terrorífica desocupación a esos trabajadores de 40 a 50 años de edad, pudo darles a los protagonistas una potencia y una capacidad superlativa, a pesar de que se trataba de personas inexpertas en el manejo de una empresa y que el contexto de la realidad de la Argentina de 2002 convertía el proyecto, a priori, en un desafío casi utópico.
Tanto "Grissinópoli" como "Sed, invasión gota a gota" se exhibieron, junto a otros que no tuve la suerte de poder ver, en el marco de la Muestra Derechos Humanos 2006. Desde aquí envío mis felicitaciones por lo que seguramente fue en su totalidad una excelente muestra.

martes, noviembre 21, 2006

SED, INVASIÓN GOTA A GOTA


El último domingo tuve la posibilidad de volver, después de algún tiempo de ausencia, al Cineclub Municipal de Córdoba Capital. Allí asistí a la proyección de dos documentales. El que quiero destacar es "Sed, invasión gota a gota", que cuenta detalles totalmente desconocidos por mí (y entiendo que también por una gran mayoría) de una de las reservas de agua dulce más impoprtantes del planeta: el Acuífero Guaraní. El otro documental que vi se titula "Grissinópli", que relata la experiencia de trabajadores de una fabrica de grisines quebrada y su intento de autogestionarla, al cual trataré de referirme en otra entrada.
"La tierra está rodeada de agua. Sin embargo, en nuestro planeta, uno de cada cinco habitantes no dispone de agua potable. El 97,7% disponible es salada. Sólo el 2,5% restante es dulce y está en proceso de pérdida. pero en Sudamérica, abarcando cuatro países del MERCOSUR, duerme silencioso el Acuífero Guaraní: reserva subterránea de agua capaz de abastecer de agua pura a todo el planeta por los próximos 200 años", son los datos preocupantes que el film lanza como dardos filosos apenas iniciado.
Y más adelante advierte sobre el peligro de poseer semejante riqueza ya detectada por los países más industrializados, uno de los cuales, EE.UU, ya ha instalado sus bases militares en puntos estratégicos de recursos naturales para ellos ya escasos, amparándose "en el reformateo mundial del concepto de lucha antiterrorista".
Otro aspecto del mismo proceso de apropiación de este recurso hídrico clave es el de la privatización de las aguas y el servicio de potabilización impulsado por el Banco Mundial y los organismos internacionales de financiación.
Temas como estos, de incuestionable importancia local, nacional e internacional, son los que a uno le disparan la pregunta ya desmasiado frecuente: ¿qué lugar ocupan hoy en los medios masivos y en la agenda pública cotidiana?

domingo, octubre 22, 2006

SI LES DECIMOS BRUTOS SE ENOJAN


Motiva esta entrada la terrible falta ortográfica aparecida en un cartel gigante que encabezó la marcha contra la pobreza en Valencia, una de las varias ciudades de España donde tuvo eco. Por supuesto que el reclamo no es por su pobreza sino por la del mundo. Los muchachos ibéricos -y lo sabemos- viven bastante bien en general. Pulgar arriba para el diario Clarín que puso un manto de piedad evitando mencionar el craso error. Lamento que yo no pueda ser tan indulgente esta vez.

miércoles, octubre 18, 2006

TOMÁS ELOY MARTÍNEZ Y UNA DEFINICIÓN MUY CERCANA A LA ESENCIA DEL PERIODISMO

"De todas las vocaciones del hombre, el periodismo es aquélla en la que hay menos lugar para las verdades absolutas. La llama sagrada del periodismo es la duda, la verificación de los datos, la interrogación constante. Allí donde los documentos parecen instalar una certeza, el periodismo instala una pregunta. Preguntar, indagar, conocer, dudar, confirmar cien veces antes de informar: ésos son los verbos capitales de la profesión más arraigada y más apasionante del mundo.
La gran respuesta del periodismo escrito contemporáneo al desafío de los medios audiovisuales es descubrir, donde antes había sólo un hecho, a la persona de carne y hueso afectada por los vientos de la realidad. La noticia ha dejado de ser objetiva para volverse individual. O mejor dicho: las noticias mejor contadas son aquéllas que revelan, a través de la experiencia de una sola persona, todo lo que hace falta saber. Eso no siempre se puede hacer, por supuesto".

jueves, octubre 05, 2006

INCENDIOS SIN OLOR A HUMO



Durante el tiempo que las llamas ardieron y arrasaron el paisaje serrano cordobés en los últimos días sin control, hubo un tufillo insoportable de responsabilidad política que no se resaltó con énfasis en los medios de comunicación locales. Afortunadamente, el biólogo Raúl Montenegro puso el dedo en la llaga en una nota publicada hoy sobre el manejo de la situación durante y con porterioridad al monstruoso siniestro, además de la gravedad que supone que el tema no esté a cargo de biólogos.

martes, septiembre 26, 2006

TRABAJO DE HISTORIA, PASO A PASO

Realizar un estudio de la historia política argentina es sin duda desandar un camino que nos permitirá observar cómo sus principales protagonistas llevaron a la práctica, una y otra vez, un mecanismo de conducta política que la actual dirigencia parece repetir, sin querer ni poder olvidar las enseñanzas de sus predecesores: el constante intento de anulación del “otro” político, es decir, aquel oponente real o posible en la disputa por el poder político, o simple disidente, que tanto en gobiernos democráticos como de facto fue identificado como apátrida. Es decir, la imposibilidad del sistema político argentino de generar en su seno la posibilidad de la existencia de un otro político, con derechos y deberes, como un igual, merecedor de un espacio que le permitiera la convivencia en el escenario de la realidad política argentina.
Durante la primera mitad del siglo XX, luego de la sanción de la Ley Sáenz Peña, se advertían las condiciones necesarias para la construcción de la democracia. En un contexto que exhibía la conformación de grandes partidos, una sociedad abierta y móvil con una densa trama de organizaciones civiles capaces de formar ciudadanos, las dos experiencias democráticas argentinas, el radicalismo yrigoyenista y el peronismo, ambas de indudable legitimidad democrática, fueron escasamente republicanas y liberales, puesto que concentraron a su turno el margen de acción política en la figura del líder del movimiento, en detrimento de la división republicana de los poderes del Estado[1].
Esta debilidad de la institucionalidad republicana hizo naturalmente posible que las figuras mesiánicas del esquema político nacional tuvieran un protagonismo preponderante, y relegaron así a sus opositores al rol de enemigo del pueblo o antipatria, con la intención de sumar para sí la totalidad del poder al expulsar del escenario de los intereses nacionales al rival político.
En este sentido, podemos enfocar la mirada sobre la génesis del movimiento peronista y observaremos que estuvo signada por aspectos distintos a la idea mítica de revolución que el imaginario histórico y actual sostiene. La estrategia de Perón para lograr su acceso a la presidencia de la Nación fue sumar actores políticos y sociales de peso y, luego de alcanzado el poder, tratar de obstaculizar las posibilidades de autonomía de la clase trabajadora.
De hecho, la búsqueda de respaldo en sectores tradicionales y poderosos, a saber, el Ejército, la Iglesia Católica, caudillos conservadores y algunas fracciones oligárquicas provinciales, por un lado; y la disolución del Partido Laborista a poco de asumir el poder, por otro; muestran que la imposibilidad de de confianza en las virtudes de la democracia política no sólo formaba parte de las convicciones personales del líder, sino que fue constitutivo del hacer político al que tradicionalmente adhirieron estos sectores, permitiéndoles una salida estratégicamente conveniente para la crisis de la época: reconciliación con el pueblo y respuesta conservadora segura[2].
Sobre este punto, conviene resaltar que el temario de “la doctrina peronista” no era novedoso en la escena política nacional del período anterior a 1943. De hecho, éste reconocía su origen en los círculos del nacionalismo católico y tenía amplia aceptación en los hombres del Ejército; sin embargo el discurso nacionalista hasta el momento no había cambiado la representación política en el país. El carácter innovador de Perón fue proveerle a los fundamentos de la ideología nacionalista una audiencia nunca antes obtenida al constituir un movimiento de masas y una cultura popular duradera en la Argentina.
En la época referida, los nacionalistas “reclamaban el fin del Estado liberal, la instauración de un nuevo orden, defendían la neutralidad argentina frente a la guerra mundial en curso y simpatizaban con regímenes fascistas cuando no eran, simplemente fascistas. Para todos era necesario un movimiento que salvara a la nación y ese acto salvador sólo podía provenir del Ejército”[3].
Otro aspecto relevante para la comprensión de la conducta política de anulación absoluta del otro político, es destacar cómo era concebido el rival por el poder en el discurso peronista de los primeros años. Para esto deben observarse algunos conceptos básicos expresados por Perón, a saber: la idea de que el Estado debía impulsar el orden, la unidad del cuerpo social logrando el equilibrio entre las clases. Es decir, el Estado se constituía como regulador de las relaciones sociales (entre otras, la principal: debía tutelar la relaciones entre el capital y el trabajo), y como quien encarnaba el punto de vista de la totalidad en donde las partes, los partidos y los políticos, no tenían un papel tan preponderante. Es más, carecían de lugar legítimo enfrentadas al poder del Estado, aparecían como exteriores al organismo social, asociados a una división artificial y a la pugna mezquina, o como Perón diría, “a la politiquería”. (4)
Lo referido se ve claramente en la hostilidad que Perón nunca disimuló hacia la pluralidad de partidos, cuando se refería al peronismo destacando con fuerza que no se trataba de un partido político, sino de un movimiento nacional que representaba sólo los intereses nacionales. De lo cual se desprendía flagrantemente el objetivo de conformidad unánime o unanimismo, que ponía en el rol de traidor a la patria a quien fuera opositor al movimiento, justamente porque el movimiento se identificaba en el discurso peronista con la nación misma.
Por esos tiempos, el discurso que convertía a los adversarios en enemigos del pueblo porque el propio emisor se creía representante de la nación, no era privativo del peronismo. En el congreso del Movimiento de Intransigencia y Renovación del radicalismo de agosto de 1947 se sostenía:

“[…] El radicalismo […], es el pueblo mismo en su gesta para constituirse como Nación dueña de su patrimonio y su espíritu. Por lo tanto, la Unión Cívica Radical no es un simple partido, no es una parcialidad que lucha en su beneficio, ni una composición de lugar para tomar asiento en los gobiernos, sino el mandato patriótico de nuestra nativa solidaridad nacional […]”[4]

Otro ejemplo de que el peronismo no estaba dispuesto a compartir el poder político se observa también con claridad en su relación con el movimiento obrero.

[1] ROMERO, Luis Alberto: “Breve Historia Argentina Contemporánea”. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1994.
[2] MARCOR D. y TCACH César: “La invención del peronismo en el interior del país”. Buenos Aires, UNL, 2003. Introducción.
[3] ALTAMIRANO Carlos “Ideologías políticas y debate cívico” En TORRE Juan Carlos (comp.) Los años peronistas (1943-1955). Buenos Aires, Sudamericana. Colección Nueva Historia Argentina T. VIII, 2002.
[4] ALTAMIRANO Carlos “Ideologías políticas y debate cívico” En TORRE Juan Carlos (comp.) Los años peronistas (1943-1955), op cit., pp 251.

viernes, septiembre 22, 2006

SÓLO FALTA QUE LO PASE TyC



Increíble pero real. En Colonia Caroya, provincia de Córdoba, se vivirá palmo a palmo el próximo domingo el retorno de las carreras de chanchos con obstáculos. No pensé que me divertiría tanto leyendo la noticia publicada en La Mañana de Córdoba, pese a que no esta escrita con intenciones humorísticas, ¿o me equivoco?

sábado, septiembre 02, 2006

RUIDO EN LA LINEA


¿Hasta cuándo continuará el padecimiento de los trabajadores de call centers? No son reconocidos como empleados telefónicos, lo que ocasiona que tengan un merma salarial enorme y que tampoco tengan las condiciones de trabajo adecuadas. Existe un sitio en la web que aborda la problemática sobre el despojo (no sólo económico) y la iniquidad que soportan cotidianamente. Espero que no falte mucho para que el miedo deje de ser la moneda corriente entre los operadores, y las marchas de protesta y reivindicación empiecen a poblar las calles de Córdoba y el resto del país.

miércoles, agosto 30, 2006

LA DECADENCIA DE OCCIDENTE


Desde hace tiempo se sostiene que nuestra civilización está perdida. La imagen que les presentamos lo deja más que claro. Estos dos son trabajadores telefónicos que venden servicios de telefonía a los españoles desde Córdoba, Argentina. El hincha de Talleres es mi amigo Quique, el otro es uno de sus compañeros que no conozco más que por esta foto (¡qué presentación!) ¡Si vieran los gallegos quiénes son los tipos que los convencieron de cambiar de compañía! Les mandamos desde aquí un saludo a nuestros amigos "frescos", y que la próxima vez conviden. ¡JAJAJAJA!

sábado, agosto 26, 2006

JUGANDO AL PERIODISTA

Tratando de colaborar con la enciclopedia libre Wikipedia, escribí este artículo sobre la Declaración de Avellaneda, inspiración de los radicales del Movimiento de Intransigencia y Renovación que llegarían el poder en 1958 con la presidencia de Frondizi. Pero luego me creí incapacitado para tomarme semejante atribución, así que para no tirarlo a la papelera de reciclaje lo deposito en mi blog. Perdónenme.

La declaración de Avellaneda fue un documento hecho público por el partido radical (o Unión Cívica Radical) en la localidad de Avellaneda, Repúbica Argentina, el 4 de abril de 1945. En el mismo se resaltaba el compromiso del radicalismo para asegurar, en lo político, "un régimen republicano, representativo, federal y parlamentario, fundado en el voto secreto universal y obligatorio, con exclusión de toda forma corporativa". En lo económico, sostenía la necesidad del reparto de la tierra con el contralor del Estado, la nacionalización de todas las fuentes de energía natural, y asegurar al mismo tiempo la libertad económica del resto de las actividades. También promovía la inmigración para "todo extranjero útil que venga a radicarse en nuestras tierras", un amplio desarrollo industrial que no se sostuviera en el bajo nivel de ingreso de los trabajadores ni perjudicara los "intereses generales".
En el aspecto social, el documento proclama la protección de los derechos que resulten de la capacidad y el trabajo, afirma el derecho fundamental a la vida (alimentación, vivienda, educación, trabajo, salud, etc), la necesidad de un seguro nacional obligatorio para toda forma de incapacidad,etc, y se manifiesta a favor de la libertad de agremiación y de huelga.
A lo largo del documento se reivindica la figura histórica de Irigoyen como insipirador del radicalismo, quien fue derrocado en 1930 por el primer golpe militar sucedido en Argentina, pero también se condena a quienes asumieron el poder desde allí en adelante por ser "oligarcas o dictadores" que intentan una tarea irrealizable "por carecer del sentido creador de la libertad y de lo popular".
Esta manifestación ocurrió mientras ocupaba el poder un gobierno militar, que había puesto frente a la Secretaría de Trabajo al Coronel Juan Perón, el cual se convertiría en el próximo presidente constitucional.
Se ha señalado históricamente que uno de los creadores de la Declaración de Avellaneda fue Arturo Frondizi, quien para lograr asumir el poder en 1958 pactaría en secreto con Perón la salida progresiva de la proscripción del partido peronista, de modo que los votantes del peronismo le dieran su apoyo. Es oportuno decir que el documento referido en este artículo resalta con énfasis que "la UNIÓN CÍVICA RADICAL" se opone a concertar "pactos o acuerdos electorales, ya que en el juego normal de las instituciones el país debe estar gobernado por partidos orgánicos y el radicalismo, como tal, aspira a afrontar por sí la responsabilidad de estructurar una nueva Argentina".

martes, agosto 22, 2006

MARCELO CAVAROZZI, AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA

El período posterior a 1955 se caracterizó por la inestabilidad política. A la sociedad argentina se la ha caracterizado como una situación de equilibrio entre fuerzas sociales de peso relativamente parejo y, como resultado de ello, capaces, a la vez, de bloquear los proyectos políticos de sus antagonistas e incapaces de imponer los suyos propios.
Análisis diferente: las orientaciones, intereses y valores de las fuerzas sociales se manifiestan en un sistema político específicamente definido. Cada sistema político tiene leyes propias que no constituyen un simple resultado de la interrelación de los atributos de las distintas leyes que actúan en él. Se trata de intentar un análisis del sistema político que no se reduzca a considerarlo como un mero reflejo de los "factores estructurales" ni como un campo inerte. Debe reconocerse como un proceso complejo que incluyó cambios y que no se redujo al de equilibrios precarios rotos alternativamente que provocaban un retorno al punto inicial.
Primera etapa, 1955 a 1966: gobiernos débiles (tanto civiles como militares) cuyo intento fue el de la perdurabilidad desarrollando acciones que limitaran la capacidad de acción de los distintos contendientes sociales. Fueron semidemocráticos al no cuestionar la proscripción del peronismo. Los procesos más profundos, económicos, culturales y corporativos fueron bastante autónomos de las iniciativas de transformación "desde arriba"; las tendencias sociales dominantes fueron la resultante de la interrelación de impulsos, resistencias y forcejeos de los distintos actores de la sociedad civil. Hubo un sistema político dual: funcionaron por un lado los partidos no peronistas y el Parlamento. Ninguno canalizó los intereses de los actores sociales fundamentales. La esencia del sistema político dual residió no sólo en que el parlamentarismo y el sistema de partidos generaron su polo contradictorio -al proscribir al peronismo y condenarlo a actuar "por fuera"- sino que, asimismo, los participantes en las negociaciones y presiones extraparlamentarias necesitaron del parlamento y de los partidos como arma de chantaje, es decir para utilizar precisamente como un recurso de ultima ratio la desestabilización o caída del gobierno, civil o militar, de turno.
Segunda etapa, 1966 en adelante: Predominio de gobiernos "fuertes" (ésa era su autodefinición). Se propusieron transformaciones radicales de la política y de la sociedad. Intentos de unificar el campo de la política, que se escindió en la década anterior. No lograron el objetivo pero contribuyeron a generar cierto equilibrio de carácter conmocional o catastrófico. El bloqueo de las sucesivas iniciativas trajo como consecuencia un desgarramiento del tejido social, la erosión e incluso el colapso de patrones básicos de organización e interacción social. El final catastrófico de estos gobiernos expresaron la capacidad de la sociedad argentina para bloquear proyectos autoritarios y represivos.
¿Por qué se pagaron precios políticos y sociales mucho más elevados después de 1966?
Dos razones. La primera: Quienes ocuparon la cúpula del Estado fueron más radicales. Predominaron enfoques "quirúrgicos" que sostenían que para "curar" a esa sociedad enferma había que calar en ella muy profundamente. La imagen de la necesidad del "tratamiento shock" como única receta viable para superar los problemas argentinos no fue simplemente el producto de una imaginación política febril y bárbara. Fue también realimentada eficazmente por una sociedad que, crecientente, se concibió a sí misma como incapaz de generar autónomamente soluciones consensuales a través del juego de intereses y orientaciones contrapuestos. Esta renuncia colectiva de la sociedad civil argentina estuvo a menudo vinculada a ilusiones casi mágicas en el sentido de que las soluciones a los problemas se lograrían simplemente mediante el despliegue de la voluntad política de algún actor o actores providenciales. Desde 1966 los protagonistas cambiaron -los militares, los guerrilleros, los tecnócratas liberales, Perón e incluso los impulsores de la trasnochada aventura bélica de 1982, fueron elevados temporariamente a esa posición por distintos sectores de la sociedad argentina-, sumando fantasías políticas que ignoraron el conflicto o pretendieron resolverlo voluntarísticamente, minimizando la capacidad de otros actores sociales (generalmente de los adversarios de los portadores de la fantasía de turno) para resistir y bloquear dichas fantasías.
La segunda: Los actores políticos dominantes hicieron un correcto diagnóstico de la dualidad que había caracterizado a la política argentina hasta 1966. Intentaron superar esta dualidad canalizando la negociación de los conflictos hacia el interior del marco insititucional, los que en el período anterior se habían desarrollado extrainstitucionalmente. Sin embargo tuvieron efectos no deseados. Los militares no pudieron embretar por mucho tiempo la política dentro de esquemas corporativos o propios de una sociedad de súbditos paralizados y atomizados. Tampoco el gobierno peronista logró que el Parlamento y el Pacto Social canalizaran, más o menos ordenadamente, las presiones y los intereses sociales. Lo que sí lograron fue que se cerraran los espacios y se obturaran los intersticios por los cuales la política se había colado hasta 1966 sin que se produjeran grandes estallidos. Por ende, se siguió haciendo política extrainstitucionalmente, pero de manera cada vez más salvaje, con el resultado de que los distintos actores fueron aceleradamente dejando de lado los límites que se habían autoimpuesto, adoptando la estrategia de minimizar progresivamente sus comportamientos destructivos en cada nuevo ciclo.

viernes, agosto 11, 2006

MANIFESTACIÓN DE APOYO A DE LA SOTA

Hace instantes, aproximadamente a las 20 hs, bajaba de Ciudad Universitaria hacia el centro de la ciudad de Córdoba, y vi como un grupo de alrededor de 30 personas cruzaban muy animadas la Avenida Irigoyen. Portaban un cartel, casi grande como un pasacalle, en el cual llevaban escrito un agradecimiento al Gobernador De la Sota por las casas recibidas en el barrio-ciudad Evita. Eran en su mayoría niños y algunas mujeres embarazadas de evidente condición humilde, que se apuraban para encontrarse con la gran multitud reunida frente a Casa de Gobierno; en medio de un paisaje cercado por un sinnúmero de colectivos, trafics y el humo de los choripanes. Se trataba de la manifestación de apoyo a la gestión delasotista convocada por intendentes del interior provincial. Me parecieron una postal del clientelismo político de nuestro país, que "no permanece en los márgenes sino que es constitutivo de una forma de hacer política", según palabras leídas hace poco por mí en el libro Argentina 1976-2006. Entre la sombra de la dictadura y el futuro de la democracia, de Hugo Quiroga. A continuación les transcribo algunos fragmentos alusivos al tema, cuyo abordaje me parece muy impotante para fortalecernos como ciudadanos independientes y libres de las manipulaciones políticas:


El clientelismo político no se presenta ya como un fenómeno circunstancial. Aunque sus orígenes son muy antiguos, su práctica se ha acentuado en los últimos quince años con el aumento de la pobreza y la marginación. El clientelismo no es algo que permanece en los márgenes de la política, sino que es constitutivo de una forma de hacer política. Este fenómeno adquiere cada vez más centralidad en la vida política de los argentinos, y ha dado lugar a una red que se teje entre el Estado, los partidos y los ciudadanos. La utilización de los recursos públicos que permite el intercambio clientelar abre paso a una red de lealtades personales que produce los peores efectos en la vida política y en la cultura ciudadana.

Es cierto, el ejercicio de la ciudadanía en la Argentina se halla manifiestamente condicionado por la marginación y las políticas clientelares, dos términos inequívocamente enlazados en nuestra realidad social. Así como la igualdad política (un hombre, un voto) es la condición necesaria para la existencia de la ciudadanía moderna, la igualdad social lo es para su realización efectiva. Lo contrario sería colocar a una masa importante de ciudadanos en una situación de vulnerabilidad. La desigualdad social supone, pues, dejar indefensos a unos ciudadanos con respecto a otros. El ejercicio pleno de la ciudadanía moderna no requiere, como en la antigua, de suficiencia o autonomía económica, sino de una posición de igualdad social mínima. La dificultad mayor no pasa tanto por encontrar una definición de "igualdad social mínima" como por su efectiva realización, por contar con los medios para alcanzarla. Este es el problema central.

La desigualdad de los iguales es cada vez más evidente. La magnitud de las desigualdades trasciende las fronteras de lo económico para alertar sobre un universo atravesado por diferencias de poder, de sexo, educación, etc. La ciudadanía moderna que consagra la igualdad de los derechos no suprime las desigualdades provenientes de la existencia material de las personas, las que se imponen desde afuera y nada tienen que ver con las desigualdades personales. Justamente, tenemos individuos diferenciados por desigualdades de hecho, desempleo de largo plazo, marginación, pobreza extrema, que no pueden constituirse en ciudadanos autónomos. ¿Se puede construir ciudadanía autónoma con marginación o con apatía cívica? ...los excluidos sociales, cuando votan, ¿lo hacen en las mismas condiciones de igualdad que el resto de los ciudadanos?, ¿su voto es libre o acaso está condicionado por las adversas circunstancias sociales y culturales que les impiden ser individuos totalmente autónomos? No cabe duda, hay un voto condicionado por la fatalidad de un contexto que origina y fundamenta las miserables políticas clientelares, que acompaña la acción de las diversas formas de la mediación política, representada por los partidos políticos y organizaciones políticas, como las de los piqueteros. En la oscuridad de estas circunstancias el voto deja de ser libre e igual.

Por consiguiente, los derechos formales no otorgan automáticamente la ciudadanía, porque esa condición no está disociada de la conciencia de ciudadanía, de la conciencia de que se actúa en un mundo común. Además, esa conciencia está asociada a la garantía del ejercicio de los derechos de ciudadanía. El clientelismo, el prebendalismo, la marginación no contribuyen a forjar la conciencia de ciudadanía, antes bien, desplazan cualquier intento de una ciudadanía autónoma.

El clientelismo político crea vínculos involuntarios que los ciudadanos no pueden construir libremente, porque están fundados en las necesidades más elementales que hacen a la sobrevivencia. Son vínculos forzosos que vuelven vulnerables a los individuos, sometidos como están por la despreciable distribución de prebendas sociales. Ellos nos hablan, precisamente, de la desigualdad y la falta de libertad de los ciudadanos. Muchas veces imaginamos ciudadanos autónomos que eligen sus vínculos libremente, sin embargo buena parte de ellos padecen el control que los ata a una forma de intercambio degradante.

LACTANCIA MATERNA: UN DATO ASOMBROSO

Hoy al mediodía vi en Canal 12 de Córdoba un informe sobre lactancia materna. No puede resistir la tentación de expresar un pensamiento en voz alta cuestionanado la real importancia de ese informe de varios minutos, en el cual se resaltaba la relevancia de que un niño reciba leche materna en lugar de otro tipo de alimentos durante la primera infancia. Mi duda se planteaba del siguiente modo: ¿es necesario destacar hoy la importancia de dar la teta a un bebé y usar varios minutos de un programa noticioso central para eso?
Me decidí a buscar algo de información en internet sobre el tema , y me dí de entrada con mi cara y mi duda contra la pared: ¡los niños deben ser amamantados por lo menos por dos años antes del destete definitivo! Esto es así, según un informe que responde de manera muy sintética y clara a la pregunta, ¿hasta cuándo amamantar?, y que además cita a fuentes prestigiosas en materia de salud como la OMS y UNICEF.
No es necesario decir que mi asombro es porque pensaba, como seguramente muchos otros, que el bebé tomaba la teta hasta el año de vida, más o menos. Supongo que este preconcepto lo adquirí por la experiencia de no ver niños de más de un año siendo amantados, y eso es realmente preocupante si se confirma en las estadísticas.

miércoles, julio 26, 2006

COMENTARIO SOBRE PERIODISTAS CORRUPTOS EN BLOG DE CARRERAS

Soy y no soy al mismo tiempo el más indicado para hablar sobre las declaraciones de Bartolacci. Trabajé en Prensa de la gobernación durante 1 año y tres meses, en el área destinada a medios radiales del interior, pero mi desvinculación fue algo traumática en diciembre de 2005: rescindieron mi contrato sin previo aviso y cuando acababa de iniciar mis vacaciones. No recibí más que una comunicación telefónica de la segunda de Bartolacci, Carla Cantaberta, tratando sin éxito de persuadirme de que "ellos no habían tenido nada que ver, que esas cuestiones las definían más arriba".
Es por eso que cualquiera de mis afirmaciones corre el riesgo de destilar resentimiento. No obstante objetaré el punto de vista del jefe de Prensa de De la Sota, simplemente porque lo he visto actuar en vivo y en directo.
En varias oportunidades recibimos, mi compañera Natalia y yo, claras indicaciones de que debíamos comunicar inmediatamente cualquier negativa a permitirnos salir al aire con la gacetilla oficial. Eso sí, debíamos prestar atención sobre si el medio tenía o no pauta publicitaria oficial.
En el caso que existiera una negativa pertinaz por parte del medio a permitirnos difundir "las buenas nuevas" de la gestión delasotista, Bartolacci tomaba las riendas del asunto y solicitaba con suma vehemencia que le entregáramos el número de teléfono personal del director de la emisora en cuestión.
Está claro que para el Director de Prensa había de por medio una contraprestación que no se estaba cumpliendo cuando se nos negaba el aire como corresponsales del gobierno. Entonces sobrevenía "el apriete" hacia el medio díscolo. Yo mismo fui testigo de como Bartolacci le retiraba de un plumazo la pauta publicitaria a FM Estación de San Francisco, en medio de una andanada de insultos después de cortar la comunicación.
Uno entiende, por experiencia propia e histórica, que las acusaciones del jefe de prensa de De la Sota tienen alta probabilidad de ser en realidad exactamente lo opuesto de lo que describen. Y la falta de mención de quiénes son los responsables de victimizar al gobierno cordobés, incrementa aún más esas posibilidades.

martes, julio 25, 2006

UNA NOTA INTERESANTE SOBRE EL PERIODISMO BLOGER

Como ya he señalado en otra de las entradas de este espacio, el sistema de comunicación mediante blogs es algo novedoso para mí, por lo tanto estoy apenas descubriendo de qué se trata. Navegando por la Web en busca de información sobre periodismo en Córdoba, encontré esta publicación que me pareció muy interesante para acercar una visión sobre lo que se denomina "Nuevo periodismo Bloger". Espero que la aprovechen.

MUNDO WEB: UN ACERCAMIENTO A SUS CARACTERÍSTICAS, ¿QUIÉNES SON SUS RESPONSABLES HOY?

Lucas González Freytes lucaslocu@hotmail.com

El escenario que muestran hoy por hoy las nuevas tecnologías es más que estimulante y plantea una serie de cuestiones dignas de ser profundizadas aún más de lo que hasta el momento lo han sido.

Una de ellas es la posibilidad de acceso al mundo nuevo (o por lo menos de reciente irrupción en la vida de los seres humanos) de Internet, que no se vislumbra garantizada para todas las personas ni tampoco, y una vez que sea en un hecho “estar on line”, que esa posibilidad sea aprovechada en todas sus alternativas.

Además, existe una cuestión de fondo no debidamente aclarada hasta el momento: la gran cantidad de información disponible y la condición hipertextual de la misma presentada en la Web; es decir, información conectada por enlaces, multimedial, que por medio de clics nos llevan al instante de un sitio a otro, casi siempre de un modo no lineal y sin jerarquía, ¿puede alterar la construcción de conocimiento de manera determinante?, ¿de qué modo?

Es casi evidente que corresponde una respuesta afirmativa a la primera pregunta, pero la especificidad y aclaración que requiere contestar la segunda parece estar al alcance de muy pocos por el momento. Y tampoco constituye el objetivo de este escrito dar respuesta final al tema. Pero sí indagar un poco sobre quiénes son los responsables de actuar de un modo coherente a las exigencias de las nuevas tecnologías y al rol que ostentan en el mundo social.

El primer paso para ensayar una respuesta es pensar cómo hacer para que el fenómeno Web sea un producto humano de las mayorías en todo el mundo, y no una producción, como es hasta hoy, restringida a una proporción ínfima si se la compara con la cantidad de habitantes en todo el planeta.

Es decir, el acceso y la equidad son cuestiones que requieren un análisis urgente por parte de las autoridades en la materia, porque la circulación de información tiene que transformarse en el corto plazo en una alternativa para todos los sujetos posibles. De lo contrario, la construcción del conocimiento y de las maneras de aprender que promueve Internet quedará sólo como una manifestación de sentido de un grupo privilegiado, minoritario y aislado, con un poder enorme en sus manos; lo cual entraña un desequilibrio de proporciones impensadas.

Volviendo al tema de la construcción del conocimiento en Internet, es necesario poner bajo la lupa al hipertexto y sus características porque éste es la clave de la composición actual de la red de redes. Vale decir, un sistema de presentación de información que proporciona conexiones inmediatas con otros “nodos” de datos, que permiten desviarse de la información central, sin un eje o centro organizador aparente.

De manera liviana podría pensarse que el gran volumen de información y la inmediatez de su disponibilidad constituyen en sí mismos un avance. Pero esa visión idealista finaliza rápidamente si se tiene en cuenta que la posibilidad de generar enlaces múltiples pueden producir (y de hecho lo producen) el efecto de fragmentar y descontextualizar los datos al desmarcarlos del contexto donde fueron desarrollados originalmente.

Esto no puede dejar de alarmar a cualquiera, y más aún a aquellos que son educadores, que como tales tienen una responsabilidad mayúscula en procurarse los conocimientos necesarios para propiciar la transformación de los actuales navegadores o “surfistas” de la Web, en los próximos “usuarios críticos” o “hiperlectores”.

Estas dos últimas categorías, que definen la actitud que pueden asumir los sujetos ante los sistemas hipertextuales, se convierten en el norte educacional esperable que les permitirá a los lectores abandonar el abordaje de la información desde la mera curiosidad y la superficialidad, y asumirlo con una actitud de escepticismo general a los ofrecimientos de las páginas Web.

Es decir, les permitirá convertirse en usuarios críticos que comprenden que todo lo que se les presenta no es lo único existente, que puede ser tendencioso y, en el caso de convertirse en hiperlectores, contribuirán a generar nuevos conocimientos y a la construcción de sistemas hipertextuales propios, siempre como consecuencia de un proceso de interactividad con los hipertextos que enfrenten.

Por supuesto, esta enorme responsabilidad que desde aquí se les asigna a los educadores, en realidad termina siendo una responsabilidad que debe asumir en primer orden el Estado (particularmente en la Argentina), desplegando una política en este sentido clara y decidida, para que el futuro que hoy adelantan las nuevas tecnologías no sea una alternativa de unos pocos con poder desorbitado, y un padecimiento de muchos otros, empujados hacia los márgenes de una participación ilusoria en la World Wide Web, la cual en el mejor de los casos será somera, esporádica y superficial.

martes, julio 11, 2006

Una novedad muy interesante


Hace pocos días me enteré de la existencia de esta posibilidad de crear uno su propio blogg en la web. Veremos si puedo darle una utilidad y si, alguna vez, desde este blog pueden emitirse algunas cosas interesantes...

LUCAS.