lunes, diciembre 05, 2011

TAXISTAS Y REMISEROS TIENEN SU PROPIO MAPA DE “ZONAS ROJAS”*

Informe especial. Inseguridad. Son sectores del norte de nuestra capital donde el riesgo de ser asaltado es mayor, según los choferes. Qué medidas de seguridad toman y cómo siguen llevando pasajeros a esos lugares a pesar del riesgo.

Cuando el sol se oculta y las sombras se adueñan de la ciudad, la oscuridad no tiene el mismo significado en un barrio que en otro, o incluso, de una cuadra a otra. Esto fue confirmado a “Expresión Norte” por los trabajadores del volante que reconocen determinadas “zonas rojas” donde es mejor tomar ciertas precauciones o, si es de noche, directamente no entrar.

Los diez choferes que trabajan en la zona norte de nuestra ciudad consultados especialmente para esta nota, coinciden en que la zona norte es “muy tranquila” en general. No recuerdan asaltos recientes y basan las razones para restringir el servicio en la condición social que creen reconocer en los habitantes de cada barrio y en la fama de zona insegura que en algún momento tuvo el sector.

Los barrios que ellos marcan como zonas de alto riesgo son Jerónimo Luis de Cabrera, Juan B. Justo, Marqués Anexo (especialmente cerca de las vías del ferrocarril), y otros barrios cercanos como Villa 4 de Agosto, Mariano Fragueiro, Hipólito Yrigoyen y La Fraternidad.

“Es todo zona de villas lo que está cerca de las vías y de la Circunvalación, todo es muy peligroso por ahí”, sostiene sin dudar un taxista que frecuenta la parada del Córdoba Shopping de Villa Cabrera. Nunca fue asaltado, pero sabe de episodios sufridos en esos sitios por compañeros con menos suerte.

Asimismo los choferes consultados definen como áreas peligrosas para transitar los barrios Sargento Cabral, parte de Los Paraísos y algunos sectores de Granadero Pringles, Zumarán y San Martín Norte, en particular el cuadrado que forman en el mapa las calles Gómez Pereira, López Correa, Aristóteles y Zárate.

Estrategias de seguridad
Hay choferes que reconocen que no toman ninguna precaución cuando un pasajero les pide que lo lleve alguno de los enclaves mencionados, porque en el acto resuelven si hacen el viaje o no. Por otro lado, saben que el riesgo de ser asaltados es permanente, pero la mayoría de las veces no pasa nada porque –dicen- su intuición no les falla.

Otros aseguran que sí toman sus propias medidas de seguridad. “De día se puede ir a un lugar peligroso, pero vos tenés que tomar tus precauciones. Por ejemplo, siempre tenés que dejar el auto en marcha, que los bolsos del pasajero queden en el auto y no en el baúl, para que los pueda bajar el mismo pasajero”, comenta un remisero con varios años de experiencia cumpliendo servicio en la zona norte.

Otro chofer de remis remarca que en los barrios Sargento Cabral al fondo, Zumarán y, en especial, Santa Cecilia, si se llega de noche, el nivel de alerta debe ser máximo. “Ahí suele haber barritas de chicos. Por eso, si vos entrás por una calle tenés que tratar de no salir por la misma, sino por otra paralela. Si te ven dando vueltas por el mismo lugar, sabrán que estás perdido y se te van a cruzar”.

El mismo trabajador del volante agrega que el barrio Santa Cecilia es en sí riesgoso por su diseño particular: “Es muy problemático porque no tiene muchas salidas”. Y finaliza con una advertencia sobre un sector más: “Hay una parte de barrio los Boulevares que es muy fea”, y marca con una lapicera roja el rectángulo de cuadras que se ubica al sur del Boulevard de Los Rusos.

Vale negociar
Por otro lado, es unánime la respuesta positiva de los choferes ante la consulta de si están abiertos a acordar con el cliente la prestación del servicio hasta alguna calle de las reconocidas “zonas rojas”. “El tema de hasta dónde ir se puede conversar con el pasajero. Y a veces se le informa a la central el número de DNI de quien sube para que haya confianza de entrada. Nosotros hacemos nuestro trabajo y el usuario se queda tranquilo de que va a poder llegar hasta donde quiere ir”, es la opinión más repetida entre taxistas y remiseros.

*Nota de mi autoría aparecida en la Revista "Expresión Norte" en la edición de mayo de 2011.

EXTRAÑOS EN EL PARAÍSO*

Extranjeros en Córdoba. Delcia, Edie y Young Wei son los nombres de tres personas que un día aceptaron el desafío de vivir lejos su patria. Llegaron desde sitios tan distantes como Venezuela, Perú y Taiwán. Hoy, la zona norte de nuestra ciudad es “su lugar en el mundo”. Ellos nos cuentan por qué vinieron, a qué se dedican, su amor por Córdoba y las ganas de volver al terruño.

¿Cómo se pasa de ser una bancaria caraqueña bilingüe a una peluquera en barrio Marqués de Sobremonte? ¿O de ser una bioquímica en Lima a empleada de comercio en el CPC de Monseñor Pablo Cabrera? ¿O de un escolar taiwanés a dueño de un local de comida vegetariana en el boulevard Los Granaderos? Primero, viajando. Pero también agregando a ese viaje un amor y el suficiente arrojo para no tenerle miedo a la posibilidad de vivir experiencias nuevas. Esos son los ingredientes comunes de cada una de las historias que nuestros foráneos entrevistados quisieron compartir con “Expresión Norte”.

Amor viajero
Delcia Greef nació en Caracas hace 55 años, en el seno de una familia de origen brasilero que emigró a Venezuela. Y la presencia de esos dos países se advierte escuchando su acento, intacto después de tantos años, que mezcla el castellano venezolano con un leve toque de portugués.

Cuando conoció a su actual marido cordobés, era una joven viuda con dos hijos que trabajaba en el Banco do Brasil. Estaba casi decidida a radicarse en Campo Grande, la ciudad de su familia materna, cuando el amor llamó a su puerta y le cambió el destino.

“Una amiga del banco organizó una fiesta y ahí conocí a Mario. Fue un flechazo”, recuerda Delcia con el rostro iluminado. Luego, influida por su familia que quería que se fuera a vivir con sus dos pequeños hijos a en Campo Grande, y por la promesa de que iban a mantenerle su puesto de trabajo en otra sucursal, empezó a vivir en Brasil. “Iba siempre que podía a Venezuela. Y por dos años fue así nuestro noviazgo, de vernos muy poco”, asegura.

Finalmente, Delcia retomó su lugar como bancaria en Caracas, luego de esperar inútilmente que en Brasil respetaran el trato de darle el mismo puesto que tenía en el extranjero, y junto a Mario empezaron a evaluar la posibilidad de emigrar a otro país.

Una de las opciones fue el mismo Brasil; otra fue Francia. Hasta que se casaron y decidieron venir a radicarse en Córdoba en 1987, y más precisamente en el Marqués de Sobremonte. Ese barrio ya los había impresionado muy bien al haberlo visto destacado en una maqueta exhibida en el Ateneo de Caracas como “el barrio más grande de América Latina”. Desde ese instante quedaron prendados de él.

Una vez en Córdoba, Mario se convirtió en dueño de una próspera ferretería y, al poco tiempo, Delcia hizo realidad el sueño de tener su propia peluquería, la cual mantiene abierta en su hogar desde hace más de 25 años.

Y su trabajo de peluquera le permitió relacionarse con muchas personas que le preguntan muy frecuentemente qué hace en este país, más aún proviniendo de un paraíso caribeño. “Yo no entiendo por qué tanta gente me dice que quiere irse de acá. Yo amo Córdoba, para mí es la ciudad perfecta”.

Los motivos de su devoción a nuestra capital son que no es ni una ciudad chica ni grande, y que todo está cerca; incluso las sierras. A tal punto llega su deseo de permanecer aquí, que los muchos recuerdos de su patria no le hacen mella.

Y vaya si Delcia tiene recuerdos gratos de Caracas: El Puma Rodríguez cantando en su fiesta de quince años, observar un desfile militar junto a toda su familia desde el palco presidencial, y las exuberantes playas caribeñas a tan solo unos kilómetros de la casa de su juventud. Sin embargo, Delcia afirma sin dudar: “Córdoba es mi lugar en el mundo y a Venezuela no volvería más que como turista”.

Telaraña cordobesa
Otra de las personas que disfruta mucho su vida en Córdoba es Edie. Nació en Ica, Perú, tiene 46 años y, como a Delcia, el amor también terminó afincándola en Córdoba.

Había venido a Córdoba en 2006, como primer paso de una serie de viajes que pensaba realizar, ya un poco cansada de trabajar como bioquímica y estudiar varios años en su patria. No pensaba encontrar a ningún hombre especial en su paso por Argentina, pero se equivocó. Cupido hizo su aparición estelar y hoy comparte una hija de tres años con su pareja de origen cordobés.

El imán de nuestra ciudad es tan fuerte que Edie prefiere no ejercer la profesión que la prestigiaba en Perú a cambio de tener un salario en blanco y fijo mensual. Desarrolla tareas en la fotocopiadora del CPC Monseñor Pablo Cabrera y está muy feliz de tener trabajo, criar a su hija y vivir con las comodidades que le proporciona la zona norte de nuestra capital. “Aquí tienes todo cerca para lo que haces cotidianamente, y eso significa mucha comodidad para mí y mi familia”.

Cuando se la consulta por un posible regreso a su país es categórica: “Sólo lo haríamos como turistas. Mi pareja tiene empleo en un estudio jurídico y ya estamos muy acomodados a nuestra vida aquí; incluso ya estamos proyectando nuestra casa propia que estará sobre la avenida Monseñor Pablo Cabrera. Córdoba es hermosa y no nos iríamos a otra ciudad”.

Filosofía de vida
El caso de Chen Young Wei (Jorge para sus conocidos) es sólo un poco distinto al de Delcia y Edie, ya que no pudo evitar la regla de encontrar el amor con tonada que lo retuviera por estos lares. 

Llegó al país en 1999 con tan solo once años de edad. Vino junto a su familia desde Taiwán, pero Córdoba no fue, sino hasta poco más de un lustro después, la ciudad que lo acogería definitivamente. Antes vivió en la Capital Federal, y en dos ciudades de la provincia de Córdoba: Leones y Villa María.

Jorge tiene algunos tesoros para mostrar: una esposa, dos hijos, una carrera de arquitectura que va a completar muy pronto, y un negocio de comida vegetariana para llevar, “Mamá Chen”, ubicado en la esquina de boulevard Los Granaderos casi Monseñor Pablo Cabrera.

“El negocio de comida vegetariana que tengo cumple dos objetivos: garantizar un ingreso económico para mi familia e influir en los demás para estimularlos a que adopten una alimentación más saludable”, asegura Jorge. Y agrega: “Es un convencimiento propio, pero que quiero compartir para ayudar a mejorar la salud de las demás personas”.
Por otro lado, Jorge revela algunas razones de por qué Córdoba es casi un paraíso en comparación con el lejano país asiático: “En Taiwán la vida muy agitada. No existen los francos laborales, casi no hay feriados, la gente invierte todo su dinero en un gran auto porque es lo que se ve, y las casas son cuchitriles desarreglados e incómodos porque prácticamente las personas no se visitan, como se acostumbra en Argentina; entonces nadie se preocupa por que se vean bien”.

Si bien Jorge está conforme y feliz con la vida tranquila que lleva en su casa de barrio San Martín, no descarta vivir en otra ciudad u otro país, por más remota que sea la chance de que eso ocurra. Y por si faltara aclararlo, de lo que sí está seguro es que no volvería a Taiwán a vivir otra vez, aunque sí como turista.

*Nota de mi autoría aparecida en la Revista "Expresión Norte" en la edición de mayo de 2011.

domingo, diciembre 04, 2011

NUEVO PASAPORTE: LOS REQUISITOS NO ESCRITOS DE UN TRÁMITE QUE “QUITA EL SUEÑO”*

Se puede conseguir desde marzo de este año en los CPC y shoppings de nuestra capital. Pero pocos saben que si no se madruga se complica obtener la nueva licencia, y que no basta con llevar sólo el DNI si uno es casado, viudo o menor de edad. “Expresión Norte” estuvo en el CPC Monseñor Pablo Cabrera e indagó cuáles son las condiciones formales y todos los pormenores no tan conocidos para completar este trámite ahorrando tiempo.

Hacer cualquier gestión en una oficina pública invirtiendo sólo un día suele ser una misión imposible, si uno no está avisado de ciertos detalles importantes. Y tramitar el nuevo pasaporte no escapa a esta generalidad.

Apenas uno llega a cualquier hora de la mañana al CPC Monseñor Pablo Cabrera es muy probable que se encuentre con la sorpresa de que tendrá que regresar otro día. Existe un sistema de entrega de números que no está informado en ningún transparente y que no puede conocerse sin visitar previamente la página web de la municipalidad de Córdoba.

La otra novedad, no menos decepcionante, es que para obtener los 55 números que se entregan por día hay que hacer cola desde las 5:30 de la madrugada (según recomienda el personal del mismo CPC) a la intemperie, para ser uno de los afortunados. A las 6:30 la cola continúa por una hora más, pero ya bajo techo porque en ese horario se abren las puertas del edificio municipal al público.

A las 7:30 de la mañana, o sea dos horas después de paciente espera, arriba el personal del CPC para comenzar con la entrega de números que le da luz verde al trámite del pasaporte y a cualquier otro que haga falta realizar en la oficina del Registro Civil, ubicada en la planta baja del edificio.

Mejor ser soltero
Algo que no se menciona en la información publicada hasta el momento es que para el trámite de pasaporte no es lo mismo ser menor de edad, soltero, casado o viudo. Tanto los unidos en matrimonio como las personas viudas deben concurrir con su DNI (imprescindible en todos los casos), pero también con la libreta de familia. La alternativa a ésta es llevar acta de matrimonio actualizada o acta de defunción, según corresponda.

Para el caso de los menores los requisitos varían de acuerdo a su edad. Si se trata de un menor de 16 años, éste debe concurrir acompañado por alguno de sus padres y presentar su DNI y su partida de nacimiento. En cambio, si se trata de un mayor de 16 años que nunca hizo el trámite de actualización de 16 años de su DNI, no es necesaria la concurrencia de alguno de sus padres pero sí se mantiene la solicitud de su partida de nacimiento.

Sin duda, los solteros son los que la tienen más fácil. Sólo deben concurrir con su DNI en mano y el trámite termina enseguida. Incluso esto es así aunque no se cuente con el nuevo DNI digital, ya que en el mismo momento un soltero lo puede tramitar junto al pasaporte.

Costos, demoras y recomendaciones
Si bien se ha publicado que el costo de la solicitud del nuevo pasaporte es de 130 pesos, cuando se consulta en la oficina del Registro Civil del CPC Monseñor Pablo Cabrera la información brindada es que el trámite vale 132 pesos.

Y esta no es la única contradicción entre la información difundida y la que se obtiene personalmente. Según lo publicado en la web del municipio de nuestra capital, si el cartero no encuentra al interesado en su domicilio, o alguna persona mayor de 18 años con el comprobante de la realización del trámite y el DNI anterior correspondiente para poder recibir la documentación, éste tiene un plazo de noventa días para retirarla en la sede más cercana de Correo Argentino.

Sin embargo, en el CPC su personal recomienda dirigirse a los veinte días a la misma oficina donde se hizo el trámite, ya que el correo no accederá a la entrega de la documentación. Y también se sugiere desde el Registro Civil no pagar ningún dinero extra al cartero o en la oficina postal, ya que el costo del envío está incluido en el precio original.

Por último, para consultas o dudas sobre días, horarios, lugares o cualquier pregunta sobre el trámite de pasaporte es posible comunicarse al 0800-9999-364 de lunes a viernes de 9 a 20 horas.

*Nota de mi autoría aparecida en la Revista "Expresión Norte" en la edición de junio de 2011.

HISTORIAS DE EMPRENDEDORES*

Emiliano Cabrera y Matías Díaz son dos jóvenes inquietos que desde su ingreso al mundo del trabajo tuvieron una idea fija que no se pudieron sacar de la cabeza: ser alguna vez sus propios jefes. Hoy son dueños de su negocio y gozan de libertad y prosperidad económica. Aseguran que, con un poco de suerte, esfuerzo, responsabilidad y dedicación, tener un emprendimiento propio (sin morir en el intento) es posible.
                         
Todos los días a las diez de la mañana el local de "TyC Informática" abre sus puertas al público en el 4106 de la avenida Monseñor Pablo Cabrera. Hay varias computadoras que entregar, otras deben ser reparadas a domicilio, también hay que comprar insumos y atender a los clientes que entran al negocio. Sin embargo, por más que parezcan muchas las tareas a realizar, de todo se encarga una sola persona: Emiliano Cabrera.

"No me gusta que me estén mandando, que me den órdenes", son algunas de las razones que ensaya Emiliano al ser consultado de por qué dejó de ser empleado para pasar a ser dueño. "Quizá a veces estás obligado a trabajar cuatro o cinco horas de más, pero sabés que lo que producís en esas horas es para vos y no para otro", sostiene Cabrera, de 24 años, y que en junio se prepara para celebrar el segundo aniversario siendo su propio jefe.

En cambio, Matías Díaz, dueño de Pizzería Rocko, de Monseñor Pablo Cabrera 3955, encontró las motivaciones para decidirse a trabajar por su cuenta en las expectativas de superación económica que siempre tuvo. "En mi vida sólo tuve un empleo en el que trabajé alrededor de siete años. Era una pizzería en la que fui ascendiendo en responsabilidades, pero no lo veía en el sueldo. Me gustaba mi trabajo, pero sabía que si lo hacía bien para otro también lo podía hacer para mí, e incluso sentía que podía hacerlo mejor", afirma Matías muy convencido.

Duro al comienzo
En tanto, el titular de "TyC Informática" cuenta que fue difícil dar los primeros pasos en el camino a la independencia laboral. Dice que todo se dio precipitadamente cuando comprendió que era imposible seguir trabajando en la fábrica de su padre. Las discusiones constantes que surgían entre ellos fueron el detonante para asumir el riesgo de abrir su propio negocio.

Cabrera describe cómo fue su vida por aquellos días: "Estuve dos meses pasando las noches en el negocio porque no tenía rejas y temía que me entraran a robar. A mi novia le dije que se olvidara de salir conmigo y de cualquier otro gasto. No me quedó otra. Abrí con quinientos pesos en el bolsillo, y durante el primer año no me compré ni un cuarto de criollos".  

Al final, tanto esfuerzo fue premiado; primero con la buena fortuna y luego con la prosperidad. Y el mismo Emiliano así lo reconoce: "Tuve suerte. Mis primeros clientes me pagaron sus compras al contado y por adelantado sin conocerme. Eso me ayudó muchísimo a despegar porque yo no tenía crédito con los proveedores. De no haber sucedido así, directamente no les podría haber vendido".

Por su parte, Matías pensó con mucho tiempo de antelación todos los detalles que requerían tenerse en cuenta para montar su "Pizzería Rocko", tal como él la imaginaba. Ahorró dinero, vendió su auto y renunció a su empleo. Y en un momento dado estuvo tentado de poner un kiosko, pero comprendió a tiempo que su experiencia en el rubro pizzero era demasiado valiosa como para desperdiciarla.

"Al principio éramos dos. Y a veces me tocaba cocinar e ir a repartir en la única moto que tenía para delivery. Una vez un cliente casi no me cree que el mismo que le llevaba la pizza a su casa era también el dueño del local", recuerda Matías con una sonrisa, aquellas primeras jornadas hace tres años y medio atrás.

Díaz cuenta que haber tenido muchos amigos y conocidos como clientes en el comienzo le ayudó mucho. Pero asegura que el crecimiento de las ventas fue realmente notable cuando empezó a publicar en "Expresión Norte". "Yo leía la revista y veía que toda la gente que conocía también la leía, y por eso se me ocurrió publicitar. A partir de ahí, el teléfono no paró de sonar todas las noches y los pedidos fueron muchos más. Al día de hoy ya somos cinco personas trabajando todos los días".

Presente feliz y expectativas
Tanto Emiliano como Matías están muy satisfechos con la decisión que un día tomaron y que los puso al frente de su propio emprendimiento. Y motivos no les faltan: tienen mucho trabajo y disponen de una libertad y un compromiso con lo que les gusta que no podrían haber desarrollado como empleados.

Comparten la idea de mantenerse como están y no abrir sucursales o incorporar nuevos empleados. Pero difieren en las razones. Por ejemplo, Cabrera sostiene que su actividad es muy específica y no confía en que otra persona pueda hacerla con la misma responsabilidad con que él la asume. Mientras que Díaz no piensa en sumar otra pizzería porque siente que las cosas van a salir bien sólo si él está presente, y que no podría estar en dos sitios a la vez. Además, "el que mucho abarca, poco aprieta", se anima a advertir.

Finalmente, Cabrera y Díaz coinciden en revelar la verdadera razón del éxito a la hora de encarar un negocio propio: “Hay trabajar mucho, incluso fuera del horario del atención al público, resignarse a no poder ir a la mayoría de las fiestas familiares y estar siempre dedicado y pendiente de todo lo que concierne al negocio. Si no, es imposible que te vaya bien”.

*Nota de mi autoría aparecida en la Revista "Expresión Norte" en la edición de junio de 2011.